Usted dirá que por medio de
Pero no comparto que alguien diga: “Las Escrituras son importantes, pero es más importante lo que nuestro corazón sienta cuando oramos o cantamos”. ¿Acaso nuestro corazón no se conmueve cuando leemos Juan 4:14 ó Mateo 6:25-34?
¿Recuerda cuando Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado? ¿Se imagina a Jesús diciéndole a Satanás que su corazón estaba lleno del Espíritu de Dios y que por ese motivo tenía la victoria de su lado? Bueno, ¡eso fue precisamente lo que ocurrió! Pero no lo hizo con palabras improvisadas del momento sino que lo hizo citando las Escrituras, que son palabras eternas.
Mateo 4:1-10 nos revela que las tres tentaciones consistieron en verdades bíblicas. ¿Qué hizo Jesús? Tendió su Espada y le dijo: “Escrito está”. Maravilloso, ¿no? Satanás lo volvió a atacar con espada y le dijo: “Escrito está”. Jesús tendió nuevamente su espada y replicó: “Escrito está”. Y una última vez : “Escrito está”.
Jesús venció y demostró que estaba lleno del Espíritu de Dios porque supo qué decir y de dónde extraerlo: ¡las Escrituras!
Entonces, cuando alguien lo vea en una dificultad y le diga: “Si eres hijo de Dios, ¿por qué estás sufriendo? ¿Por qué Él hace pasar a los Suyos por ese problema que los tiene casi en la ruina?”, como si sacasen
Hermano, ¿qué dirá usted? “Escrito está: Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. (Romanos 5:3-5)
Será lo que de verdad usted siente y estará respaldado por
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