viernes, 11 de diciembre de 2009

Jesús, el Buen Pastor

Jehová dijo en una oportunidad que Israel (como ovejas) estaba siendo guiada por pastores que se apacentaban a sí mismos, no fortalecían a las débiles ni curaban a la enferma sino que se habían enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

Continúa el libro de Ezequiel en su capítulo 34, versículos 11 y 12:
“He aquí yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré […] y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad”.

Vino el cumplimiento de la profecía en Jesucristo. De esta forma, el Evangelio Según San Juan nos revela en el capítulo 10, versículo 1-21, que precisamente Jesús es el buen pastor que el pueblo había estado esperando. Nuestro Señor dijo:
YO SOY el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas […] y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”.

Eso no es todo. Jesús nos da la esperanza y prosigue señalando que también tiene otras ovejas que no son de este redil (el pueblo judío) y que a aquellas también debe traer… esas ovejas somos usted y yo. ¡Toda la gloria sea para Dios!

¿Desea saber más? Aquéllas (que somos nosotros) también oirán la voz del buen pastor, nuestro Señor Jesucristo, y juntos (judíos y nosotros) habrá un rebaño y un pastor.

¿Escucha la voz del buen pastor? Si escucha en estos momentos el llamado de Jesús, es porque pertenece al redil. Sólo siga el camino que Él ha trazado para usted y para mí y todo aquel que en Él cree. Amén.

Aún nos resta un comentario más. En Juan 10, Jesucristo dice:
“El buen pastor su vida da por las ovejas […] por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo”.

No fueron los judíos ni los romanos quienes le quitaron la vida. Fue Jesús quien dio Su vida y murió crucificado, para luego volver a tomarla en Su resurrección al tercer día.

¿Por qué lo hizo? Para cargar sobre Sí mismo los pecados de todos quienes en realidad debían cargarlos.

Llegamos, entonces, a una mejor pregunta: ¿Por quién lo hizo o quiénes son aquellos que debían cargar sus propios pecados? La respuesta: las ovejas. En otras palabras, aquellos que oyen la voz del buen pastor y lo siguen fuera del redil por la puerta hacia donde hallarán pastos, aquellos que serán salvos. Aún en otras palabras, USTED y YO.

Porque de tal manera amó Dios a usted y a mí, que ha DADO a su único Hijo, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Sólo nos queda oír la voz de nuestro pastor Jesucristo, caer de rodillas ante Él, seguir por el camino que Él ha trazado y darle toda la honra y toda la gloria y decir: “Jesús, tú eres mi buen pastor.

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